sábado, 8 de septiembre de 2012

LA TEORIA DE LOS STAKEHOLDERS (TRABAJO DE TEORIAS)



Stakeholders
Las organizaciones se interrelacionan con la sociedad en la que se ubican al tener vínculos con un grupo de personas u organizaciones con las cuales tienen algún interés. Un desconocimiento de uno de estos stakeholders podría afectar el bien común de la sociedad.
• Proposición: las acciones desarrolladas por las empresas inciden en el bien común de la sociedad. Sobre el análisis de los stakeholders se encuentra un desarrollo conceptual amplio. En un comienzo las empresas se enfocaban de manera exclusiva en la generación de riqueza para sus propietarios y descuidaban su responsabilidad para con los demás grupos de interés. Sin embargo, la sociedad se ha encargado de exigirles que entiendan y actúen de acuerdo con la responsabilidad social inherente a la actividad que desarrollan. La primera de estas manifestaciones puede deducirse de los cuestionamientos realizados por parte del llamado “movimiento obrero” que surgió en Inglaterra en la época de la revolución industrial con la finalidad de hacer valer los derechos de los trabajadores y garantizar su bienestar. En ese entonces se presentaba un desplazamiento masivo de campesinos de zonas agrícolas a zonas industriales, debido a la carencia de condiciones mínimas de higiene, vivienda y trabajo. Ante este aumento de la demanda, las empresas disminuyeron los costos de producción, incrementaron sus jornadas laborales y comenzaron a contratar niños. Las presiones ejercidas por el movimiento obrero obligaron a las empresas a comenzar a preocuparse por satisfacer a los empleados además de a los accionistas.
Pero los cambios no surgen solamente como resultado de la movilización social, sino también por cuestiones de mercado. En el período comprendido entre 1800 y 1930, la oferta, que había sido inferior a la demanda (lo que llevaba a que el cliente debiera conformarse con lo ofrecido), comenzó a equipararse con ésta. Entonces los psicólogos enfocaron sus esfuerzos en estudiar el comportamiento del consumidor; las personas buscaban productos acordes con sus necesidades. Ya para mediados del siglo xx la empresa comprendía la importancia de satisfacer las necesidades de los clientes, trabajadores y accionistas. Posteriormente, surge la preocupación por otros grupos de interés, como es el caso del medio ambiente, y se generan nuevos conceptos como el de sostenibilidad, que cubre toda la gama de actividades que realiza
el hombre en su dinámica de vida (Dovers y Handmer, 1994).
Existe una variedad muy grande de definiciones en la literatura sobre management acerca de quiénes son stakeholders. ¿Conocemos realmente sus orígenes? Se trata de un concepto utilizado desde hace mucho tiempo en la ley. Un stakeholder era, originalmente, una persona que de manera temporal tenía el control de dinero y bienes,mientras se determinaba quién era su propietario legal. Un ejemplo de ello surge cuando dos personas apuestan cierta cantidad de dinero a la ocurrencia de cierto evento futuro y piden a un tercero que tenga el dinero apostado. Es este tercero el que, dadas las condiciones de la apuesta, decide quién es el propietario del dinero. Otra aplicación se encuentra en las ciencias políticas. De acuerdo con Bleger (2004), en el contexto de las elecciones gubernamentales, el término stakeholders se refiere a cuerpos (organizados o no) de personas con un interés mutuo en relación con una organización de negocios. Este interés puede
estar legalmente constituido, como en el caso de accionistas y empleados, o puede derivarse de intereses identificados o derechos en relación con una organización o negocios.
Otros autores, como Andriof, Husted, Waaddock y Sutherland (2002), consideran que el pensamiento sobre stakeholders se encuentra en la economía, específicamente con Adam Smith, quien aplicó sus conocimientos a la explicación de un sistema unificado de vida económica. Smith argumentó que las sociedades funcionan mejor cuando los intereses económicos y éticos se unen. Dicho argumento, presentado en La teoría de los sentimientos morales (1759) y en La riqueza de las naciones (1776), dio origen a la noción de que los intereses éticos y económicos compartían una relación simbiótica. Dos siglos después Friedman (1962) diría que la búsqueda de la maximización de la riqueza de los accionistas es la razón de ser de las actividades empresariales (Freeman, Wicks y Parmar, 2004). Para Friedman (1962), la teoría de los stakeholders nace como una alternativa a la “visión tradicional” que ve en la búsqueda de la maximización de la riqueza de los accionistas la razón de ser de las actividades empresariales.
Al explorar los orígenes del concepto en mención el campo gerencial, se encuentra que aquél fue utilizado por primera vez en 1962 cuando el Stanford Research Institute utilizó el término stakeholder en un memorando interno, al referirse a aquellos grupos sin cuyo apoyo la organización podría dejar de existir (Freeman y Reed, 1983; Freeman, 1984).
El concepto de stakeholders se ha desarrollado por fases. La primera evidencia la necesidad de relacionar negocios y sociedad y fue desarrollada por Berle y Means (1932), Barnard (1938), Tawney (1948), Kapp (1950), Boulding (1953), Selekman (1956), Galbraith (1958), Gordon y Howell (1959) y Pierson (1959). Posteriormente, otros investigadores se enfocaron en la relación negocios-sociedad y responsabilidad social corporativa (Adams, 1969; Austin, 1965; Boulding, 1968; Elbing, 1970; Galbraith, 1967; y Lodge 1970a, 1970b). Para finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, un nuevo paradigma de negocios y sociedad se reveló, especialmente en Estados Unidos. Frederick argumentó (1987, 1994a) que el campo se había movilizado desde la responsabilidad social corporativa, concepto que se derivó del activismo social de los años sesenta y setenta hacia la sensibilidad social corporativa. Este paradigma, que relacionaba negocios y sociedad, fue desarrollado, entre otros, por Preston y Post (1975), Carroll (1979), Jones (1980), Wartick y Cochran (1985), Word (1991a, 1991b) y Jones (1995). Para Selznick (1996, p. 272), “ver la empresa ‘como una institución’ es verla continuamente preocupada por tomar en consideración a los stakeholders relevantes, cumpliendo compromisos de largo plazo, siendo sensible a la estructura de la autoridad que la opera. Todo esto entra en conflicto con la visión todavía dominante de que la empresa es una asociación voluntaria de accionistas que detentan la propiedad de la empresa y que son los únicos miembros que deben realmente ser tomados en cuenta. Esta doctrina oscurece las realidades del poder, la subordinación y la responsabilidad [...] Una teoría institucional de la firma es una voz de resistencia a esta cultura de estrechamiento de la visión, ofrece guías para la reflexión sobre la responsabilidad empresarial, y arroja luz sobre cuestiones tales como la maximización de las ganancias o de los retornos sobre el capital.” A pesar de presentarse diferentes aproximaciones sobre el concepto de stakeholders, fue Freeman (1984) quien lo popularizó al establecer una relación entre teoría de stakeholders y planeación estratégica, señalando que la misión o propósito de la empresa debe considerar a los stakeholkders.
Para el autor en mención, stakeholder es cualquier grupo o individuo que puede afectar o ser afectado por la consecución de los objetivos de la empresa. Fue a partir de su propuesta que el pensamiento de los stakeholders comenzó a tener una dimensión en la vida organizacional; cierto número de escuelas se han fundamentado en su trabajo (Carroll, 1989; Brenner y Cochran, 1991; Hill y Jones, 1992).
Las definiciones pre y post Freeman varían de un extremo a otro a lo largo de un continuum. En uno de sus extremos se encuentran definiciones amplias como, por ejemplo, aquélla según la cual stakeholder es cualquier actor (persona, grupo, entidad) que tenga una relación o intereses (directos o indirectos) con o sobre la organización (Thompson et al., 1991; Donaldson & Preston, 1995). En el extremo opuesto se encuentran definiciones restringidas; así, los stakeholders (primarios) serían actores (o categorías de actores tales como empleados, gerentes, proveedores, propietarios/accionistas y clientes) poseedores de intereses y expectativas sobre la organización, sin los cuales ésta no sería posible (Bowie, 1998; Savage, 1991; Hill & Jones, 1992; y Näsi, 1995); de igual manera, tales derechos o intereses son el resultado de transacciones hechas con la empresa o de actividades realizadas por ésta, que pueden ser legales o morales, individuales o colectivos.
A pesar de estos extremos, se observa una evolución en la definición de stakeholders. De un enfoque basado en la producción, en el que la empresa actuaba como una caja negra en la cual los stakeholders eran los proveedores y los clientes, se da el paso a un enfoque gerencial en el que intervienen propietarios y empleados. Posteriormente, surge un modelo orientado a maximizar los beneficios y crear valor para todos los stakeholders: comunidad, clientes, propietarios, gobierno y empleados.
Para Donaldson y Preston (1995), contemplar el comportamiento de las organizaciones bajo la perspectiva de la teoría de los stakeholders ha ayudado apreciablemente a entender, por ejemplo, el papel que deberían desempeñar los negocios en la sociedad. Para Jones (1995), por su parte, ha enriquecido la teoría organizacional, al introducir una visión menos restrictiva que la defendida por las tradicionales teorías económicas.

Para Falção y Fontes (1999), el elemento común en las definiciones mencionadas es que los conceptos (amplios o restringidos) tienen como telón de fondo algunas preguntas: ¿en función de qué intereses son gerenciales las organizaciones? ¿A quién y para qué realmente interesan (o deben
interesar) las organizaciones? ¿Qué intereses tienden a hacer prevalecer los sistemas de gestión organizacional contemporáneos y en detrimento de qué otros intereses? ¿Qué intereses deberían prevalecer o por lo menos no ser ignorados o marginados?

Buscando resolver estos interrogantes han surgido diferentes propuestas. Freeman (1984) propuso cuatro campos de investigación apoyados en la teoría de los stakeholders: teorías normativas, gobierno corporativo, responsabilidad social corporativa y gestión estratégica.
Autores como Donaldson y Preston (1995) manifiestan que estos interrogantes pueden ser abordados desde tres dimensiones teóricas: descriptiva/ empírica, prescriptiva e instrumental. Dichos autores expresan que las firmas y/o gerentes realmente se comportan de ciertas maneras (descriptiva/empírica); algunos resultados son más probables si las firmas y/o gerentes se comportan de ciertas maneras (instrumental); y las firmas y/o gerentes deben comportarse de ciertas maneras (normativo).
La dimensión descriptiva nos muestra “a la corporación como una constelación de intereses competitivos y cooperativos que poseen valores intrínsecos” (Donaldson y Preston, 1995, p. 66). En esta dimensión se muestra cómo las organizaciones actúan recíprocamente con los stakeholders. Aun cuando los autores en mención propusieron integrar las tres dimensiones, de acuerdo con Jawahar y McLaughlin (2001) fueron Brenner y Cochran (1991) los pioneros en proponer una dimensión descriptiva de stakeholders. En la dimensión instrumental se establece un marco conceptual para examinar las conexiones entre la práctica de la gestión de los stakeholders y el logro de varios objetivos corporativos (pp. 66-67). Es importante tener en cuenta que para lograr el valor del accionista en un marco temporal indeterminado, los gerentes deben prestar atención a las relaciones dominantes de los stakeholders.
Para Jawahar y McLaughlin (2001) en la dimensión instrumental se unen fines y medios. En la literatura esta dimensión busca explicar la relación entre responsabilidad corporativa y desempeño financiero (Margolis y Walsh, 2001a).
Finalmente, la base fundamental de la teoría de los stakeholders se encuentra en la dimensión normativa, fundamentada ésta en la aceptación de las siguientes ideas: “stakeholders son personas o grupos con intereses legítimos en los aspectos procedimentales y/o sustantivos de la corporación” y “los intereses de todos los stakeholders son de valor intrínseco” (Donaldson y Preston, 1995, p. 67). Para Jawahar y McLaughlin (2001), uno de los principios centrales de la dimensión normativa es que las empresas deben atender los intereses de todos sus stakeholders, no sólo de sus accionistas; hay que concebir al stakeholder como un fin (Boatright, 1994; Clarkson, 1995; Evan & Freeman, 1983; Goodpaster, 1991). Para Preston (1990), la dimensión normativa propone que la marginación de un interés en beneficio de otros afecta la capacidad de supervivencia de la organización en el largo plazo, teniendo en cuenta la correlación entre la satisfacción de múltiples stakeholders y la capacidad de las organizaciones económicas para generar riqueza (valor de las acciones) en el largo plazo.
Esta dimensión se basa en una visión institucional de la organización, definida como un escenario de múltiples intereses competitivos, y a veces conflictivos, en un espacio social en el que los stakeholders juegan en diferentes posiciones de poder, y en el cual la sustentabilidad organizacional depende de pactos (trade-offs) y arreglos cooperativos específicos.
Pareciera ser que la propuesta de Donaldson y Preston explica el comportamiento de la empresa con sus stakeholders; sin embargo, Freeman (1995) sugiere una cuarta dimensión, denominada metafórica o narrativa, en la que la teoría de los stakeholders es una historia más que un constructo
teórico y considera que la “tarea es construir metáforas de la forma como los stakeholders piensan y empotrarlo en una historia sobre cómo los seres humanos crean e intercambian el valor” (p. 45)
Steurer (2006, p. 56) señala que la propuesta de Donaldson y Preston no explica la totalidad de las relaciones de la empresa, al enfocarse simplemente en el análisis de la corporación y su relación con los stakeholders. En consecuencia, propone un nuevo abordaje, con tres dimensiones: corporativa,
stakeholders y conceptual. La corporativa se enfoca en la manera como la empresa negocia con los stakeholders; la dimensión de los stakeholders analiza la forma como éstos buscan influenciar a la empresa; y finalmente,la dimensión conceptual explora la manera como los conceptos bien común
o desarrollo sostenible se vinculan a la relación negocios-stakeholders.
Al integrar las propuestas de Donaldson y Preston con la de Steurer se logra construir una matriz con nueve alternativas de análisis para los stakeholders.


 Cómo operacionalizar el concepto de stakeholders
Mitchell, Agle y Woods (1997) propusieron una teoría de identificación de stakeholders que permite operacionalizar el concepto basándose en su énfasis o preponderancia (salience), en función de la presencia simultánea de ciertos atributos en actores que afectan o son afectados por los objetivos
o resultados de una organización determinada. Para los autores en mención, los stakeholders son actores (internos o externos) que afectan o son afectados por los objetivos o resultados de una organización dada, en diferentes grados, en la medida en que poseen entre uno y tres atributos básicos: poder, legitimidad y urgencia. El poder tiene que ver con la existencia o la posibilidad
de obtención por parte de un stakeholder de recursos para imponer su voluntad sobre los demás. El grado de poder de los actores puede ser clasificado de acuerdo con la disponibilidad del recurso. La legitimidad es la percepción de que las acciones de un actor son apropiadas dentro de ciertos
sistemas de normas, valores o creencias. La urgencia es el clamor por una
atención inmediata.
Para Mitchell, Agle y Woods los atributos son fenómenos preceptuales ligados a una construcción social creada por los stakeholders, los administradores la alta dirección de las firmas, que perciben e interpretan el entorno de la organización. Los actores que no presentan al menos uno de estos atributos (no afectan los resultados y/o no son afectados por ellos) no son stakeholders.
Esta propuesta proporciona una equiparación de las perspectivas prescriptiva y descriptiva, en la medida en que sugiere que la finalidad (real e ideal) de las organizaciones es satisfacer las expectativas de los stakeholders. La cuestión es saber qué expectativas prevalecen sobre otras y qué implica ello. Al poner a interactuar los tres elementos pueden identificarse tres grandes grupos de
stakeholders: latentes, vigilantes y definitivos.

La combinación de los tres atributos en diferentes composiciones genera diferentes tipos de stakeholders, que se pueden agrupar en tres grupos: latentes, expectantes y definitivos. En los latentes se encuentran: a) los adormecidos: stakeholders con poder, pero sin legitimidad ni urgencia; b) exigentes: con urgencia, pero sin poder ni legitimidad, de manera que estos stakeholders sólo son incómodos; c) discrecionales: poseen legitimidad, pero sin urgencia ni poder. En la segunda categoría se encuentran los stakeholders expectantes, los cuales se dividen en a) peligrosos: aquéllos con urgencia y poder, pero sin legitimidad; b) dominantes: con poder y legitimidad, que forman parte de la coalición dominante (Cyert y March, 1963) en la organización. Sus intereses y expectativas marcan una diferencia para la organización; c) dependientes: aquéllos con urgencia y legitimidad, pero sin poder. Esta situación hace a esta categoría de stakeholders dependientes del  poder de otros stakeholders, de adentro o de afuera de la organización, para asegurar que sus intereses sean atendidos. Finalmente, en la tercera categoría se ubican los stakeholders definitivos, aquéllos que poseen los tres atributos: son stakeholders expectantes cuyos intereses, al incorporar
el atributo que les faltaba, pasan a ser prioritarios sobre los demás Es en los años ochenta cuando surge con fuerza una muy influyente propuesta de un punto de vista ampliado de la responsabilidad corporativa hacia los llamados stakeholders. Los análisis derivados de dicho punto de vista proveyeron un sólido fundamento para el resurgimiento en la década posterior del concepto de Responsabilidad Social de las Empresas (RSE), ahora ya no restringido a la sola consideración del mundo académico, sino planteado como parte de la estrategia competitiva de las empresas. De acuerdo con este punto de vista, se sostiene que los directivos empresariales en su toma de decisiones no sólo deben tener en cuenta los intereses de sus accionistas, sino que deben considerar todos los grupos que también tienen algún interés en la corporación. Son ejemplos de stakeholders, de acuerdo con Goodpaster (1991), los trabajadores, los proveedores, los clientes, los acreedores, los competidores, el gobierno y la comunidad y, por supuesto, los accionistas, que deben ser vistos como un grupo más aunque con una muy particular relación con la empresa.

• Proposición: la teoría de los stakeholders es una propuesta de responsabilidad ampliada de las empresas que se fundamenta en varias teorías de la ética normativa.
Finalmente, es cuestión de análisis definir la relación que existe entre la organización y los stakeholders y determinar si algún grupo tiene precedencia respecto de los otros. En definitiva, de acuerdo con este enfoque, el significado que debería prevalecer de la RSE es aquél que se refiere al “logro del éxito comercial de modo que se respeten los valores éticos, la gente, las comunidades y el medio ambiente”.















1 comentario:

  1. Joaquín:
    Que largo camino recorrió este concepto de los stakeholders con teorías ,autores, investigadores y pensadores, para llegar a estos últimos conceptos sobre la Responsabilidad Social de las Empresas;por supuesto, los actores relacionados con la empresa jugaron un papel importante con sus intereses, expectativas y planteamientos. Interesante resumen.

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